Daniela
Estudiante Periodismo
Tal vez mi necesidad de escribir esta columna haya sido por ver que la televisión chilena chorrea en llamados de atención pública: la señora juanita que no tiene servicio de agua ni luz, el funeral de las niñas asesinadas en el sur y todos los entrevistados llorando, peleas entre visuals y pokemones en Chilevisión… pero en este momento, estoy tirando mi dardo en otra dirección.
En la Universidad Adolfo Ibañez existe un ramo de 1r año para Ingenieros Comerciales llamado “Impacta”. ¿El objetivo? “Realizar un proyecto que cause impacto en el lugar en donde se efectúe, tiene que realizarse durante el verano y tiene que reunir, como mínimo, 2 millones de pesos.” He ahí la razón de su nombre. Por un segundo, piénselo bien. Trabajar para la U. Durante el verano. Ayudando a gente en riesgo social.
Me pregunto.. ¿qué podría hacer uno en sus merecidas vacaciones para intentar ayudar a gente que desconoces?
Existen varias iniciativas voluntarias como un Techo para Chile, Misión País y Jóvenes sin Fronteras que organizan reales expediciones a lugares desolados, con distintos propósitos: construir mediaguas en toda una cuadrilla, hablar y rezar con gente de escasos recursos para darles apoyo y fe.., y universitarios comunes y corrientes que se van a los sectores más extremos del país para ayudar a gente que vive desolada de las manos del gobierno.
Sin embargo, al escuchar hablar de este ramo me llamó la atención. ¿Cuántas universidades harían un ramo obligatorio para ayudar a los demás? Conversando de esto con una estudiante de la Adolfo Ibañez, Macarena Olavarría, descubrí que el “ayudar a los demás y causar impacto” tiene distintos significados. Algunos decidieron hacer un pseudo jardín infantil en San Alfonso del Mar. Para otros, como ella, era auxiliar a gente en riesgo social. Ir a un jardín infantil de Peñalolen que ya no tenía más recursos para todos los niños que estaba recibiendo y estaba colapsando. ¿Su solución? Ampliar a “Emmanuel”.
Suena simple, sencillo y fácil de realizar. Pero, esperen un segundo. ¿Quién auspiciaría algo como esto, si no aparece como titular de prensa en el Cuerpo C de El Mercurio? ¿A qué empresa podría interesarle hacer una donación de $2 millones de pesos (o más) para algo en lo que apenas tendrían crédito? Como es habitual, son comúnmente los pequeños y medianos empresarios los que están más dispuestos a ayudar; han conseguido que 17 empresas les den donaciones para ampliar el lugar para que tenga tres salas más y hacer del patio un verdadero jardín (ya que es sólo tierra).
Podrán preguntarse qué tiene que ver esto con el Arte. Nada. Pero con la cultura, mucho. Con este simple ejemplo, quería rescatar la idea detrás del ramo de esta universidad ubicada en los altos cerros de Peñalolen: pensar, pensar, pensar y pensar aún más en cómo lograr los objetivos que te impones, tratando de no sólo pasar un ramo en la Universidad en el que tienes que dedicar casi todas tus meses veraniegos, si no, en ayudar a gente que realmente lo necesita. ¿Cuántas universidades hacen algo similar? ¿Porqué los chilenos tenemos que ser empujados a ayudar en vez de que sea algo innato?
Muchos tienen un discurso en contra de Trabajos de Verano ya que consideran que es una instancia para conocer otras personas y pasarlo bien. Estoy en desacuerdo con eso en todo sentido, pero cada uno puede tener su opinión. Lo que a mí me sorprende es que no nazca en nuestra cultura el querer, genuinamente, ayudar al otro. Y aún cuando te dan la posibilidad, muchos se escapan con excusas o le ven el lado más cómodo de la situación.
Soy feliz siendo una persona que va a trabajos. Sé que muchos otros como yo también lo son, porque entienden lo gratificante que es mirar en las caras de las personas a las que has ayudado y ver alivio, felicidad. Pero aún así, siento que debería ser más que una iniciativa personal: un ramo en la U, en vez de una clase en el que la mayoría va a “calentar el asiento” y escribir su nombre en la lista. O quizá una iniciativa del Ministerio de Educación, para que no todos vivan en esa burbuja que existe en los colegios de clase media-alta. Es lamentable que para algunos, el ayudar a otros sea porque tienes que aprobar un curso universitario, pero al menos es un incentivo, una chispa, para darle una vuelta y al menos, considerarlo.
¿Lo considerarías tú?
En la Universidad Adolfo Ibañez existe un ramo de 1r año para Ingenieros Comerciales llamado “Impacta”. ¿El objetivo? “Realizar un proyecto que cause impacto en el lugar en donde se efectúe, tiene que realizarse durante el verano y tiene que reunir, como mínimo, 2 millones de pesos.” He ahí la razón de su nombre. Por un segundo, piénselo bien. Trabajar para la U. Durante el verano. Ayudando a gente en riesgo social.
Me pregunto.. ¿qué podría hacer uno en sus merecidas vacaciones para intentar ayudar a gente que desconoces?
Existen varias iniciativas voluntarias como un Techo para Chile, Misión País y Jóvenes sin Fronteras que organizan reales expediciones a lugares desolados, con distintos propósitos: construir mediaguas en toda una cuadrilla, hablar y rezar con gente de escasos recursos para darles apoyo y fe.., y universitarios comunes y corrientes que se van a los sectores más extremos del país para ayudar a gente que vive desolada de las manos del gobierno.
Sin embargo, al escuchar hablar de este ramo me llamó la atención. ¿Cuántas universidades harían un ramo obligatorio para ayudar a los demás? Conversando de esto con una estudiante de la Adolfo Ibañez, Macarena Olavarría, descubrí que el “ayudar a los demás y causar impacto” tiene distintos significados. Algunos decidieron hacer un pseudo jardín infantil en San Alfonso del Mar. Para otros, como ella, era auxiliar a gente en riesgo social. Ir a un jardín infantil de Peñalolen que ya no tenía más recursos para todos los niños que estaba recibiendo y estaba colapsando. ¿Su solución? Ampliar a “Emmanuel”.
Suena simple, sencillo y fácil de realizar. Pero, esperen un segundo. ¿Quién auspiciaría algo como esto, si no aparece como titular de prensa en el Cuerpo C de El Mercurio? ¿A qué empresa podría interesarle hacer una donación de $2 millones de pesos (o más) para algo en lo que apenas tendrían crédito? Como es habitual, son comúnmente los pequeños y medianos empresarios los que están más dispuestos a ayudar; han conseguido que 17 empresas les den donaciones para ampliar el lugar para que tenga tres salas más y hacer del patio un verdadero jardín (ya que es sólo tierra).
Podrán preguntarse qué tiene que ver esto con el Arte. Nada. Pero con la cultura, mucho. Con este simple ejemplo, quería rescatar la idea detrás del ramo de esta universidad ubicada en los altos cerros de Peñalolen: pensar, pensar, pensar y pensar aún más en cómo lograr los objetivos que te impones, tratando de no sólo pasar un ramo en la Universidad en el que tienes que dedicar casi todas tus meses veraniegos, si no, en ayudar a gente que realmente lo necesita. ¿Cuántas universidades hacen algo similar? ¿Porqué los chilenos tenemos que ser empujados a ayudar en vez de que sea algo innato?
Muchos tienen un discurso en contra de Trabajos de Verano ya que consideran que es una instancia para conocer otras personas y pasarlo bien. Estoy en desacuerdo con eso en todo sentido, pero cada uno puede tener su opinión. Lo que a mí me sorprende es que no nazca en nuestra cultura el querer, genuinamente, ayudar al otro. Y aún cuando te dan la posibilidad, muchos se escapan con excusas o le ven el lado más cómodo de la situación.
Soy feliz siendo una persona que va a trabajos. Sé que muchos otros como yo también lo son, porque entienden lo gratificante que es mirar en las caras de las personas a las que has ayudado y ver alivio, felicidad. Pero aún así, siento que debería ser más que una iniciativa personal: un ramo en la U, en vez de una clase en el que la mayoría va a “calentar el asiento” y escribir su nombre en la lista. O quizá una iniciativa del Ministerio de Educación, para que no todos vivan en esa burbuja que existe en los colegios de clase media-alta. Es lamentable que para algunos, el ayudar a otros sea porque tienes que aprobar un curso universitario, pero al menos es un incentivo, una chispa, para darle una vuelta y al menos, considerarlo.
¿Lo considerarías tú?
No hay comentarios:
Publicar un comentario