martes, 14 de octubre de 2008

Crisis económica


Por Ignacia Saiz


La crisis que se desató en Wall Street hace poco más de un mes, y que se venía gestando desde el año pasado, ha remecido a las economías mundiales. Los bancos sacan cuentas y hacen estimaciones a futuro apretando los dientes. Bajas en los índices más importantes y alzas del dólar: estamos viviendo el panorama negro de las fallas del sistema económico preponderante.

Estados Unidos tuvo una cifra de despidos de las principales empresas del sector financiero muy alta en 2007, superando los 150.000 despidos, más del triple de los despidos de 2005 y 2006. Este año, la cuenta ya superó los 100.000, y se espera que en estos últimos 3 meses del año ocurran, a lo menos, 40.000 más. Dos años negros para esta potencia mundial, que ha visto caer su sistema económico y las fallas del mercado se han hecho notar.

Sin embargo, más allá de cifras, índices y cálculos bancarios, la crisis implica un período de “vacas flacas”, en el que las personas comunes y corrientes resultan ser las más perjudicadas. Es un proceso económico: ahora es la etapa difícil para los accionistas. Más adelante, nos tocará a las personas. Y, a pesar de las inyecciones de dinero para solucionar este gran problema, todo parece apuntar a la recesión económica. El dólar sube, y con ello los productos importados tienen alzas de precio. Además, disminuyen cuantiosamente las exportaciones, ya que los países importadores, principalmente Estados Unidos y europeos, retienen capital e invierten menos en materias primas. Esto, a su vez, conlleva a reducciones en las empresas con la finalidad de reducir los costos: despidos masivos de personal. A largo plazo, esta crisis afectará, principalmente, a la clase media.

Chile se mantiene de pie ante la crisis y, gracias a una buena economía más bien de resguardo de capital que expansionista, está muy bien posicionado ante este huracán. Sin embargo, en un mundo globalizado como en el que vivimos hoy, Chile no puede mantenerse al margen de este fenómeno mundial. El aumento del precio del dólar aumenta el precio de las cosas, como por ejemplo, de los combustibles. La inflación por tanto también sube, el IPC, y todo se hace más caro. ¿Qué políticas públicas se pueden aplicar en estos casos? ¿Cómo evitar que esta crisis afecte al ciudadano común? ¿Son eficientes las inyecciones de efectivo o una simple pérdida de dinero?

No hay comentarios: