martes, 18 de noviembre de 2008

La responsabilidad de todo un país frente al SIDA


Por Claudia Rojas

Uno de los temas más controversiales estos últimos meses, ha sido el grave problema que ha surgido en el hospital de Iquique con respecto a los casos no notificados de SIDA, en donde ya hay víctimas fatales y más de 320 casos en el resto del país aún sin ser notificados a los afectados.

El VIH o virus de inmunodeficiencia humana, es una enfermedad que ha venido atacando a jóvenes, adultos y niños desde hace ya varios años, a pesar de ser un enfermedad descubierta hace poco (1981 se detectaron los primeros casos), pero que ha tenido un crecimiento insostenible en el mundo y, que por supuesto no ha dejado fuera a nuestro país que ya en el 2004 daba cuenta de un total de 4.893 por Sida, un tercio de las personas notificadas.

Hoy son tantos los casos de SIDA en el país que la sociedad se ha visto alarmada y sumamente preocupada por el tema. Sin embargo, muchas veces esta enfermedad está en manos de nosotros mismos, claro está que la sociedad ha ido avanzando y con ello también las libertades se han ido ampliando, pero hay ciertos momentos en donde la responsabilidad juega un rol importante en el contagio del VIH. Hoy se nos presentan muchas formas de evitar las enfermedades por transmisión sexual, la ciencia ha permitido que nuevas y variadas tecnologías o medicamentos ayuden a una relación sin peligros o contagios. Además, se nos presenta otra mirada, quizás más conservadora y hasta llamada por muchos como "anticuada" pero que es una forma de evitar el peligro del contagio, esta es la abstinencia, que cobra gran intensidad y fuerza cuando nos enfrentamos a enfermedades tan delicadas y dolorosas como es el SIDA, este un elemento clave ya que debemos recordar que la principal vía de transmisión es a través de las relaciones sexuales no protegidas, lo que nos lleva a pensar ¿Puede una irresponsabilidad acabar con mi vida...si en mis manos está la solución?.

Ahora bien, volviendo al caso ocurrido en el hospital de Iquique, la falta de compromiso, responsabilidad y profesionalismo, que saltaron a relucir en este desastroso caso, nos muestran también otro gran problema que es el de la salud. Hoy el país, a pesar de las crisis, se encuentra fuerte y con grandes posibilidades de ser un país desarrollado y sumamente valorado en el extranjero -aún más de lo que hoy es- sin embargo, negligencias como esta, nos muestran que el camino aún es largo y queda mucho por recorrer, ya que siendo la salud un tema prioritario, hoy en Chile deja mucho que desear. No nos basta con excusas en donde se nos diga que esto es una alarma pública injustificada, puesto que el problema es grave y ataña a toda una sociedad, en donde familias enteras ven como se desmorona su vida y felicidad por "errores" de quienes juran proteger la vida de una persona por sobre todas las cosas.

A pesar de lo oscuro que hoy se vea el panorama, la responsabilidad cae principalmente en nuestras manos, enfermedades fatales como el SIDA pueden ser controladas, si comenzamos a no sólo hacernos cargos de nuestras acciones, sino además, a exigir un Estado y autoridades comprometidas con las necesidades básicas de la sociedad. No hagamos de Chile un país en vías a la mediocridad, actuando con responsabilidad y compromiso podemos evitar gran cantidad de fatalidades....entonces... ¿Será realmente el SIDA quien atenta contra la vida del ser humano, o es este último el principal depredador de la vida?

martes, 14 de octubre de 2008

Crisis económica


Por Ignacia Saiz


La crisis que se desató en Wall Street hace poco más de un mes, y que se venía gestando desde el año pasado, ha remecido a las economías mundiales. Los bancos sacan cuentas y hacen estimaciones a futuro apretando los dientes. Bajas en los índices más importantes y alzas del dólar: estamos viviendo el panorama negro de las fallas del sistema económico preponderante.

Estados Unidos tuvo una cifra de despidos de las principales empresas del sector financiero muy alta en 2007, superando los 150.000 despidos, más del triple de los despidos de 2005 y 2006. Este año, la cuenta ya superó los 100.000, y se espera que en estos últimos 3 meses del año ocurran, a lo menos, 40.000 más. Dos años negros para esta potencia mundial, que ha visto caer su sistema económico y las fallas del mercado se han hecho notar.

Sin embargo, más allá de cifras, índices y cálculos bancarios, la crisis implica un período de “vacas flacas”, en el que las personas comunes y corrientes resultan ser las más perjudicadas. Es un proceso económico: ahora es la etapa difícil para los accionistas. Más adelante, nos tocará a las personas. Y, a pesar de las inyecciones de dinero para solucionar este gran problema, todo parece apuntar a la recesión económica. El dólar sube, y con ello los productos importados tienen alzas de precio. Además, disminuyen cuantiosamente las exportaciones, ya que los países importadores, principalmente Estados Unidos y europeos, retienen capital e invierten menos en materias primas. Esto, a su vez, conlleva a reducciones en las empresas con la finalidad de reducir los costos: despidos masivos de personal. A largo plazo, esta crisis afectará, principalmente, a la clase media.

Chile se mantiene de pie ante la crisis y, gracias a una buena economía más bien de resguardo de capital que expansionista, está muy bien posicionado ante este huracán. Sin embargo, en un mundo globalizado como en el que vivimos hoy, Chile no puede mantenerse al margen de este fenómeno mundial. El aumento del precio del dólar aumenta el precio de las cosas, como por ejemplo, de los combustibles. La inflación por tanto también sube, el IPC, y todo se hace más caro. ¿Qué políticas públicas se pueden aplicar en estos casos? ¿Cómo evitar que esta crisis afecte al ciudadano común? ¿Son eficientes las inyecciones de efectivo o una simple pérdida de dinero?

La Salud en Chile


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Dr. Luis Monasterio Aljaro.
Director Hospital del Niño con Fisura

En las últimas décadas, Chile ha mejorado en forma notable sus índices de salud, reconocidos internacionalmente. La tasa de mortalidad infantil, la mortalidad materna y los índices de sobrevida actual señalan cifras excelentes, comparables con los países desarrollados de Europa y Estados Unidos.

En Chile existen dos tipos de salud: la privada, que corresponde al 20% de la población; y la publica, al 80% restante. Claramente, la primera se percibe de una calidad mucho mejor, con una infraestructura superior y, por ende, un costo per cápita también mayor.

En el otro frente, es de todos los días observar en los medios informativos las dificultades que enfrentan los hospitales públicos y consultorios: colas para la atención, colapsos en servicios de urgencia, trato poco deferente hacia el público, falta de medicamentos, mal estado de los hospitales, etc. Sin lugar a dudas, las políticas de salud pública de los últimos años -que incluyen saneamiento ambiental, agua potable, vacunas, entrega de leche, programas de nutrición preescolar y escolar, entre otros- han contribuido a mejorar estos índices. Pero, ¿cómo se entiende que con esta realidad se exhiban índices de salud tan satisfactorios?

La receta más simple para mejorar la salud pública sería que se pareciera a la salud privada (sin sus vicios y defectos, que por supuesto los tiene). ¿Cómo lograrlo? ¿Es problema sólo de recursos?, mi impresión es que no. Además de los recursos económicos, se requiere de una gestión y administración profesional, que los hospitales y consultorios sean una empresa como lo son las clínicas, con metas y logros, en plazos definidos, con índices de cantidad y también de calidad en la atención; con un personal motivado, con estímulos reales tangibles. Los usuarios deben tener el derecho de poder elegir el hospital o consultorio y ese establecimiento debe ser premiado.

Recuerdo la política de una clínica (no en Chile) donde el personal era calificado una vez al año: el peor evaluado era despedido y al mejor se le subía el sueldo, se le invitaba a una cena en un buen restaurant y se le daban regalos. Esa clínica tenía el mejor personal que se podía disponer, con una política cruel pero efectiva. En nuestros hospitales y consultorios ¿qué estímulos tiene el personal?, sólo un aumento del salario por años de servicio, existiendo otras condiciones mucho más importantes que la mera antigüedad para obtener un mejor salario.

El tema de la salud es un campo de amplia discusión, pero es necesario que todos los chilenos tengan derecho a una buena atención ahora y que no seamos testigos de la injusticia y desigualdad que se observa hoy en día, carente de empatía con el prójimo.

Los hospitales deben parecerse a las clínicas en calidad y las clínicas un poco a los hospitales en solidaridad. Eso es lo que tratamos se hacer Fundación Gantz - Hospital del niño con Fisura. “En la vida lo importante no es hacer lo que uno quiere, sino querer lo que uno hace…”.

lunes, 15 de septiembre de 2008

El Chile de dos fechas





María Ignacia Sáiz
IV Medio Colegio Compañia de María - Apoquindo
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Este mes tiene dos fechas que nos hacen recordar hitos muy importantes en la historia de nuestro país. Una de estas fechas es el 18, que celebramos todos juntos y unidos. Pero una semana antes de eso, nos dividimos. ¿Qué pasa con Chile y el 11 de septiembre?

La controversial fecha, 11 de septiembre, la vivimos la mayoría de los chilenos con miedo de salir a las calles, y muchas de las actividades terminan más temprano ese día para que la gente pueda ir a sus casas y estar protegida, porque por la tarde y hasta la madrugada del día siguiente, muchos protestantes de manera violenta salen a cometer actos de vandalismo. Además, marchas y otras formas de expresión se dan a conocer durante la jornada. Esto divide a Chile en 2 bandos políticos por algo que pasó hace 35 años atrás. Fuera de ideologías políticas, todos los chilenos queremos un país mejor, y, aunque nos cueste olvidar, deberíamos unirnos como chilenos y no separarnos por algo que ya pasó. Es evidente que aún después de tantos años, los sentimientos se siguen viviendo con fuerza en los corazones de muchos chilenos, pero esto no puede seguir separándonos, porque hoy todos buscamos algo mejor para nuestro país. Pensemos lo que pensemos, y aleguemos por lo que aleguemos, hay personas que nos necesitan, y que recibirán nuestra ayuda si se la entregamos, sin importar cuál sea nuestra posición frente a los conflictos del pasado. Y ese debería ser nuestro norte: realizar actividades que unan a la gente y que nos conduzcan a una sociedad que es capaz de superar los problemas, en la que el servicio se vive aún cuando existen diferencias entre las personas. Entendernos, no significa que tengamos que compartir lo que el otro piensa. Pero tenemos que aprender a escucharnos y saber respetarnos mutuamente, como chilenos y sobre todo como personas, y de este modo trabajar juntos en la construcción de un Chile mejor. Si redundamos en asuntos del pasado todo lo que conseguiremos será seguir traspasando miedos y odios a las nuevas generaciones; miedos y odios que no traen ningún fruto y que, por el contrario, nos dividen profundamente. Ese es el desafío que se nos viene presentando hace tiempo y que no hemos sabido enfrentar. Parte por nosotros mismos el dejar atrás lo que ya pasó y pensar de una manera futurista y constructiva. Lo que pasó, pasó. Y por eso, enfoquémonos en lo que está por pasar, y cómo queremos que pase.

domingo, 7 de septiembre de 2008

Septiembre, mes de la Patria… ¿Celebramos todos los chilenos?




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María Ignacia Sáiz
IV Medio Colegio Compañia de María - Apoquindo

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-Septiembre es el mes en el que Chile se llena de llamativas ramadas y fondas, y se adorna con banderas tricolores, celebrando el mes de la patria. Se baila cueca y se disfruta de un asado, de la chicha, del vino y de las empanadas. Pero, ¿estamos todos los chilenos en condiciones de celebrar, o hay gente que queda marginada de las festividades patrias?Se estima que actualmente en Chile el 13,7% de la población total se encuentra en situación de pobreza, y poco más del 2% en situación de indigencia. Esto equivale a más de 2 millones de chilenos. ¿Tienen estas personas la posibilidad de celebrar el 18 de septiembre?En el último tiempo, los alimentos han aumentado sus costos en un 25,8%, según el Ministerio de Planificación, Mideplan. Carnes, verduras, frutas y lácteos, cada día son más caros producto de la inflación. Debido al aumento del IPC, se estima que 509.000 personas (27.000 familias chilenas) pasaron a ser consideradas pobres, en sólo 19 meses, según Libertad y Desarrollo, LyD.

En 2006 la línea de la pobreza se superaba con un ingreso mensual familiar de $47.000, cifra que hoy está evaluada en $59.000. Los precios y costos suben; sin embargo, los sueldos se mantienen. Se estima que las empresas pagan a sus empleadores aguinaldos de septiembre de $90.000 en promedio. Ésta cifra debería subir a $100.000 este año, ajustándose a las alzas del IPC. Éste monto sería de gran ayuda a las miles de familias que viven con el bolsillo apretado y quieren celebrar las fiestas patrias. Sin embargo, sólo el 10% de la fuerza laboral recibe aguinaldo. El resto, se las tienen que arreglar con el sueldo mensual, que si ya cuesta hacerlo durar durante todo el mes, se hace prácticamente imposible utilizarlo para costear un buen asado con la familia. Por este motivo, son muchísimas las familias marginadas de las festividades.

Celebraciones alternativas ...¿Te inquieta celebrar y que otros no puedan hacerlo?Si quieres celebrar el mes de la patria de una manera diferente, aportando a construir el Chile que queremos, y que miles de familias necesitan, puedes hacerlo. Las herramientas están a tu disposición para que realices la actividad de ayuda social que quieras. Muchos programas de ayuda social tienen las puertas abiertas para ti. Recuerda que hay muchos chilenos a los que también les gustaría celebrar, pero que no están en condiciones de hacerlo. Tú puedes aportar tu granito de arena … depende de ti.

martes, 19 de agosto de 2008

El trabajo mejor remunerado

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.Alejandro Valenzuela
Estudiante de Periodismo
Universidad Adolfo Ibáñez





Es verdad, hoy en el mundo no solamente se utiliza la solidaridad con fines desinteresados, detrás de toda acción existe una repercusión y en este caso no es muy complejo determinar cuales son aquellos abonos que se ganan cuando uno es “solidario”. Y expongo esta palabra entre comillas, debido a que es crucial aclarar que Solidaridad, según la real academia española es: “Adhesión circunstancial a la causa o a la empresa de otros”, por ende como es circunstancial ya podríamos determinar que cualquier acto de alguna demostración de apoyo a una causa (que ciertamente está relacionada gracias a una estigmatización social con algo moralmente bueno) estaríamos siendo solidarios.

¿Estará bien ser solidario de la manera en que estamos llevando este término?, pongamos el ejemplo de una empresa, ¿cuál creen que se verá mejor en el mercado, aquella que entre sus gastos una parte es destinada a acción social u otra que solamente utiliza sus bienes para fines propios?, bueno la respuesta es casi evidente, muchas de las entidades financieras que rigen nuestro país están prácticamente obligadas a establecer algún tipo de vínculo con una entidad social, aunque no sea permanentemente. Otro ejemplo de esto es la Teletón, un movimiento que cada vez quiere tener más adeptos, muchas marcas en el mercado intentan estar en este gran evento que se realiza comúnmente a principios de diciembre. ¿porqué se dará tanto interés a esto?, realmente será tanto lo que están donando, o será una “inversión social”, ya que con toda la sobre exposición que existe de estas marcas, ¿no ganarán incluso más de lo que donan?, ¿qué pasaría si les ofrecieran donar no contándole a la mano izquierda lo que hizo la derecha?.

Bueno, la disyuntiva que presento se da sempiternamente dentro de nuestra sociedad y no tan solo a nivel de empresas, si no como expuse en un principio va muy ligada al como operan las personas en su vida diaria. Por ello creo que es bastante prudente preguntarse si ciertamente estamos bien encaminados, si lo importante son las intenciones o más bien las acciones, ¿realmente lo que tenemos que hacer primordial es la actitud frente a las cosas?, ¿cómo de debe equilibrar esta balanza que por un lado tiene a aquellas personas que ayudan sin esperar nada a cambio y en su contrapeso están aquellas que buscan un beneficio directo de la solidaridad?.

domingo, 10 de agosto de 2008

Una Pausa para Escuchar

Padre Rodrigo Tupper, Vicario de la Pastoral Social y los Trabajadores
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Terra
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Agosto es el Mes de la Solidaridad, en el que recordamos a San Alberto Hurtado, un ejemplo de lo que significa vivir la solidaridad cada día de la vida.Este año, junto a diversas instituciones dedicadas al trabajo solidario queremos invitar a todas las personas a participar activamente de la Campaña Escuchar Hace Bien, la que surge de la convicción de que “escuchar” es la semilla de toda solidaridad, y es algo que necesitamos urgentemente como país. Una actitud simple, pero que muchas veces escasea en nuestra sociedad, en la que es más frecuente criticar, denunciar, o imponer las propias ideas más que promover el encuentro entre las personas.
Necesitamos escucharnos más. Escucharnos en el mundo político, en la familia, en el colegio, en la calle, en la oficina, en todos los ámbitos. Creemos que la solidaridad nace cuando nos escuchamos con el corazón, porque está en la naturaleza de los seres humanos.
Hace unos días un estudio de opinión dio a conocer que cada día son menos los chilenos que se sienten solidarios (sólo el 50%). De ahí la importancia de motivarnos para no perder este valor tan propio de nuestra idiosincrasia, porque la solidaridad es el nombre del amor entre los seres humanos, es un llamado de esperanza y de fe y una buena noticia para todos. Sabemos que todos nos necesitamos y todos podemos aportar algo. También hemos aprendido que la SOLIDARIDAD hace bien, que el regocijo de hacer algo por los demás le da sentido a nuestra vida, le da emoción y nos permite crear lazos.
Es por eso que en este mes los invitamos a compartir su tiempo y estar con otras personas. La compañía es un aporte solidario muy importante, ante la soledad que viven muchos hoy. Estar gratuitamente, sin tener que hacer algo por el otro o la otra, simplemente estar junto al que sufre o tiene un dolor. Y sobre todo los invitamos a vivir la solidaridad en lo cotidiano, porque la vida está hecha de momentos pequeños, incluso las vidas más notables. Partamos siendo solidarios con las personas que tenemos más cerca, hablándole al vecino, evitando difundir rumores de conocidos y desconocidos, ofreciéndonos a ayudar y especialmente dándonos un tiempo para escuchar y para encontrarnos con los otros.

martes, 22 de julio de 2008

A partir de “Los cara ´e Jarro”. . .









Alejandro Valenzuela
Estudiante de Periodismo
Universidad Adolfo Ibáñez

El acontecer nacional esta semana nos presenta una vez más el procesamiento de una banda con grandes redes y muy peligrosa como son los “cara ´e jarro”. Pero aunque es normal y racional el enjuiciamiento de esta banda de traficantes, quisiera apuntar en particular al pensamiento natural de las personas, ya que si bien como podemos divisar en muchas cosas de la vida, existen extremos, para este caso me parece de suma importancia poner en mesa de juicio 2 acciones, la delincuencia y el tráfico de drogas, debido a que para algunos esto va sumamente ligado, mientras que para otros es casi estar viendo un lugar blanco y otro negro.

En muchas de las noticias, reportajes, documentales, etc..., cuando muestran un allanamiento en casa de algún delincuente y/o traficante, se ve parte de la familia de este mismo gritando como argumento para defenderlo tanto en la parte moral como jurídica, “…él nunca ha sido traficante, él es delincuente...”, ¿Impresionante o no?. Entonces es válido concluir que a la esposa realmente le parece normal y aceptable que su marido fuese “hipotéticamente” delincuente y no un narcotraficante (lo cual llevaría al afectado a lo más bajo en la escala moral de las poblaciones). Mientras que para muchas otras personas ser delincuente o traficante simplemente se evalúa desde la misma arista, una falta grave a la ley. Lo importante acá es ver que realmente esta mentalidad de muchas personas en poblaciones (no todas) o en distintos barrios de nuestro país (que pueden ser pobres o ricos) se remonta a una educación exenta de valores primordiales para que todo ser humano se pueda desarrollar de “buena manera” con su entorno y con él mismo, lo que significa no traspasar los derechos que tienen todas las personas.

¿Cuán culpables son estos traficantes, o delincuentes? ¿Existe algún tipo de consideración, por el simple hecho de que fueron criados de forma errónea y nunca pudieron optar a una buena educación? Si en algunas religiones matar por fe es bueno y en la nuestra no, ¿estamos ante un Chile dividido en distintas naciones?, siempre es bueno ir un poco más allá de lo que simplemente nos muestran, o no crean como pensamiento, los medios de comunicación…

lunes, 7 de julio de 2008







Chile: ¿Controla la delincuencia, o es controlado por ella?
María Ignacia Sáiz
IV Medio Colegio Compañia de María - Apoquindo


Entre 1990 y 2005, las denuncias por robo aumentaron en Chile al doble. Y no sólo aumentaron en cantidad, sino también fueron haciéndose más recurrentes los asaltos y robos con intimidación y uso de algún arma. Está más que claro: en materia de delincuencia nuestro país ha ido cayendo en un hoyo muy hondo y del que aún no hemos encontrado la forma de escalar para salir. Según encuestas, el 73% de los chilenos residentes en la Región Metropolitana siente que no es seguro salir a las calles y tienen miedo a ser víctimas de algún asalto.
Lo más preocupante de todo esto es que más del 70% de los aprehendidos por hurto y robo son jóvenes entre 14 y 25 años. Tenemos que considerar que de estos jóvenes, el 90% saldrán libres habiendo cumplido menos de 6 meses de cárcel y el 89% de éstos volverán a delinquir en menos de un año.
Así, se suman y siguen sumando los crímenes, y los prontuarios de miles de jóvenes se van llenando. ¿Por qué reincidir en la delincuencia? Porque la gran mayoría de estos jóvenes provienen de comunas con pocos ingresos, donde tuvieron una educación regular o mala, no tienen opción de costear estudios universitarios ni técnicos, y no les darán trabajo por haber delinquido antes.
Al final es un círculo vicioso, en el que miles de jóvenes caen producto de su situación económica, familiar y educacional. Ellos han crecido en su mayoría bajo el brazo de la delincuencia de los barrios donde viven, y donde las drogas, los padres ausentes, la falta de recursos y la presión social ejercen muchísima fuerza y son pan de cada día. Es la falta de oportunidad, educación y la desesperanza lo que hace que estos jóvenes terminen concluyendo que para ellos es más conveniente robar para obtener recursos, porque además saben que la ley no será dura con ellos.
¿Están perdidos entonces? Estos jóvenes fueron alguna vez “niños en riesgo social”, y finalmente terminaron siendo problemas sociales grandes, que, a su vez, serán padres de otros niños en riesgo social. Se repetirá la historia muchas veces, y no habrá un cambio en el tiempo. Por el contrario: Chile seguirá siendo dominado por esta fuerza superior a la que llamamos delincuencia.
¿Qué hacer, entonces? No podemos seguir eternamente así y consumirnos bajo el miedo de salir a las calles o de ir a las comunas con altos índices de delincuencia. Hay que cortar con estos círculos viciosos y mejorar la calidad de vida de las personas y, por sobre todo, las oportunidades que los niños y jóvenes tienen. No podemos quedarnos sentados esperando que las cosas sucedan: hay que movernos nosotros mismo y tratar.
El desafío está en ¿qué hacer? ¿Cómo cortar estos círculos? ¿Es posible mejorar las oportunidades de estos jóvenes? Claro está que la educación es el punto base por el que hay que partir. Incluso, no sólo a los niños, sino la educación que se entrega a la gente en general a través de nuestra propia cultura.
Por ejemplo, no podemos aceptar las cifras de femicidios que tuvimos el año 2007 en nuestro país. Más de una mujer asesinada por semana, además de las miles que son agredidas cada año y viven bajo la amenaza de hombres dominantes. Estamos consumidos bajo todo esto, lo estamos comenzando a digerir y aceptar y llega el punto en el que un asalto más, un asesinato, un robo, un femicidio, una agresión física, el maltrato de un niño, y todo este tipo de cosas, son “normales”. No nos acostumbremos a esto. Por más que pase, sigamos luchando para que la situación cambie y mejoremos la calidad de vida que tenemos como chilenos. Parte desde nosotros mismos, desde la cultura que formamos, de la educación que los padres le dan a sus hijos, de cómo podemos movernos quienes tenemos más recursos para darle una mano a aquellos que han crecido con algunas carencias. Es tarea de todos llenar los espacios vacíos y esforzarnos cada día por crear el cambio que todos queremos. Si todos anhelamos conseguir el mismo objetivo, ¿por qué nos ha costado tanto? Sigamos peleando por lo que queremos y hagamos que “riesgo social” realmente sea sólo un riesgo y aquellos jóvenes y niños no estén destinados a seguir en lo mismo.

domingo, 25 de mayo de 2008

Globalización y Desigualdad














Gary S. Becker

Profesor de Economía de la Universidad de Chicago y Premio Nobel (AIPE)

Un reciente informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) indica que la mayor globalización de las últimas dos décadas contribuyó mucho al aumento de la desigualdad, tanto en los países desarrollados como en los menos desarrollados. Los medios reportaron que ese informe daba armas a los enemigos de la globalización y que se trata de una admisión del FMI sobre las desventajas de la globalización. Por el contrario, una cuidadosa revisión del informe sobre ingresos y desigualdad nos aporta una evaluación optimista de los efectos de la globalización en los países en desarrollo.

El informe analiza lo sucedido con los ingresos y la desigualdad en más de 50 países, concluyendo que todos lograron aumentos considerables en su ingreso per cápita desde comienzos de los años 80. Aunque el aumento fue positivo en los diferentes niveles de ingresos, incluyendo los más bajos, el crecimiento no fue uniforme. Los ingresos aumentaron más entre la gente con más habilidades y aquellos que ganan más, lo cual implica que la desigualdad tendió a aumentar en los países en desarrollo.

Para explicar estos resultados, los autores dividen los efectos de mayor globalización en mayor intercambio comercial, más inversiones extranjeras y más transferencia de tecnologías modernas. Concluyen que estas tres dimensiones de la globalización tienden a aumentar el ingreso per cápita de los países desarrollados y también en los países en desarrollo. La teoría del comercio internacional implica que el comercio internacional de los países pobres aumenta las ganancias de los trabajadores menos especializados, porque los países ricos quieren importar productos que utilizan grandes cantidades de ellos en la fabricación de cosas como textiles. El informe confirma algo fundamental de la teoría del comercio: mayor intercambio internacional reduce las desigualdades de ingresos en los países en desarrollo.

Sin embargo, el efecto más poderoso de la globalización en las desigualdades de ingresos es causado por las transferencias de tecnologías modernas. La evidencia en las economías desarrolladas es que las tecnologías modernas, como las computadoras e internet, favorecen a los trabajadores con más educación; en términos económicos, estas tecnologías favorecen a los mejor entrenados. Este resultado del progreso tecnológico se utiliza para explicar la creciente diferencia en ingresos entre los graduados de universidades y todos los demás durante los últimos 30 años en Estados Unidos. Y no sorprende que la investigación del FMI encuentre la misma tendencia en el mundo en desarrollo. Es decir, las inversiones extranjeras han aumentado las diferencias de salarios en los países en desarrollo. Sin embargo, el informe indica que los efectos en desigualdad producidos por las inversiones extranjeras y la liberalización de los mercados son menores que los producidos por la transferencia de tecnología.

¿Es esa mayor diferencia en los ingresos un efecto positivo o negativo de la globalización? El informe deja claro que los más pobres y menos educados también se han beneficiado de la globalización, pudiendo gastar más en alimentos, vivienda, salud, automóviles y otros bienes que desean. Esa mejora del bienestar de los más pobres se debe incluir en los beneficios de la globalización.

La mayor diferencia en ingresos según el nivel de educación significa que aumentó el rendimiento de lo invertido en esa educación. Los opuestos a la globalización no criticarían que ésta aumente el rendimiento del capital perteneciente a inversionistas nacionales. Entonces, ¿cómo pueden criticar un mayor rendimiento del capital humano debido a la globalización? Mayor rendimiento de inversiones en maquinarias y en capital humano significa que la economía es más productiva, lo cual beneficia a los países ricos y también a los países pobres.

Sin embargo, muchos intelectuales y políticos latinoamericanos y africanos critican la globalización y sus resultados. Yo pienso que los países en desarrollo en que hay más quejas sobre la globalización son también aquellos donde ha fallado la educación. Un mayor rendimiento de lo invertido en educación no mejora el bienestar en países donde los pobres no tienen acceso a estudios de bachillerato y mucho menos en universidades. El informe del FMI y otras investigaciones comprueban que la globalización no es la causa de estos problemas tan serios, sino que, por el contrario, la lección es que los países en desarrollo tienen que hacer un mayor esfuerzo para que los hijos de familias pobres tengan más acceso a más y mejor educación. Solamente así los pobres podrán beneficiarse de la mayor rentabilidad de la educación que aporta el mayor intercambio comercial y la llegada de tecnologías modernas y capital extranjero a su país.

miércoles, 23 de abril de 2008

Cómo enseñar a los hijos a "ser más", en la era de "tener más"














Eugenio Yáñez

La "crisis de la educación" es tema de permanente debate en el último tiempo en nuestro país. Quisiera referirme a un aspecto de ella, pero no desde la perspectiva de los problemas y desafíos que enfrenta el sistema educacional chileno, sino en su origen, es decir, examinar brevemente algunos de los problemas que enfrentamos los padres para educar a nuestros hijos.
La primera dificultad tiene relación con la estructura familiar propiamente tal. La encuesta Bicentenario UC-Adimark 2006 arrojó entre otras cosas, que pese a ser altamente valorada como "institución" (77,4% sigue pensando que el matrimonio es para toda la vida), la familia chilena enfrenta una serie de profundos cambios y grandes tensiones, "por causas mayormente desconocidas", lo que provoca su progresiva disolución. La tasa de nupcialidad es cada vez más baja: 3,4% anual (de 105 mil matrimonios en 1990 se ha descendido a 55 mil el 2005). Agreguemos que el 25% de los hogares chilenos son ya monoparentales, y de ellos un 85% esta a cargo de una mujer (44% son hogares indigentes y 37,4% pobres). Además, un 58% de los niños nace fuera del matrimonio (una de las tasas más altas del mundo). Un 72,7% de las madres primerizas no están casadas. La tendencia indica que seguirán aumentando este tipo de hogares por la baja en la nupcialidad y aumentos de divorcios, así como por el gran número de niños nacidos fuera del matrimonio. A este complejo panorama habría que sumar la gran cantidad de hogares con serias conductas disruptivas, como la violencia intrafamiliar, el alcoholismo y la drogadicción. Según cifras del SERNAM siete de diez chilenas sufren maltrato psicológico y físico. 70 de ellas mueren cada año. Estudios de la UNICEF (2006) señalan que tres cuartas partes de los niños chilenos han experimentado violencia física y psicológica en su hogar. Tampoco se debe olvidar a los más de dos millones (13,7%) de chilenos asolados por la pobreza (Encuesta Casen 2006) y a los 197 mil niños, entre 5 y 17 años que trabajan, de los cuales 107 mil lo hacen en condiciones indignas. ¿Cómo educar en estas condiciones?

¿Y qué pasa con aquellos hogares denominados, si se me permite la expresión, "bien constituidos"? La forma de vida o el clima social y cultural en el cual estamos inmersos, con sus altas dosis de estrés, competitividad, individualismo, materialismo, relativismo moral, libertinaje, etc., dificulta acompañar a nuestros hijos en su proceso de crecimiento (psicológico, espiritual y físico). En la era del "tener más, para ser más", que nos obliga a vivir para trabajar y no trabajar para vivir, uno de los mayores males que aqueja a los padres es la falta de tiempo para los hijos (por supuesto, encontramos honrosas excepciones, o sea, padres excepcionales). No es muy extraña la escena del padre o la madre llegando tarde y cansados a casa, que tras los "¿cómo te fue? / bien gracias" de rigor, sólo desea hacer efectivo su legítimo derecho a relajarse, es decir, ver televisión sin que nadie lo moleste con problemas domésticos. Pareciera ser que la "prevalencia de la lógica individualista de la economía de mercado" (Encuesta Adimark-UC) conduce inexorablemente a muchos progenitores, ya sea por exceso de trabajo, o para decirlo eufemísticamente, por la constante preocupación de asegurar el futuro (económico) de su familia, a descuidar o "abandonar" física, psicológica y afectivamente a sus hijos. Cuando ellos reclaman por la ausencia, respondemos: "es por tu bien, estoy preocupado de tu futuro" (esta respuesta se asemeja al cartel que se coloca en obras en construcción: "disculpe las molestias, estamos trabajando para usted"). De ese modo, aunque no se quiera, se les va enseñando que lo importante en la vida es el éxito económico, o dicho de otro modo, que la felicidad se encuentra en poder disfrutar de nuestros bienes materiales.

Estos padres ausentes, muchos a su pesar, pero ausentes al fin y al cabo, delegan, entonces, su rol de educadores a otras instancias, principalmente el colegio, exigiéndole al establecimiento educacional que entregue a sus hijos saberes y virtudes que precisamente ellos deberían en primera instancia entregar. La ausencia del padre o la madre debilita el vínculo afectivo y genera a mediano o largo plazo pérdida de autoridad, provocando entre otras conductas: desapego, desobediencia, rebeldía o indisciplina. Para remediar este mal, algunos padres se vuelven excesivamente severos, privilegiando el castigo o la violencia como medio de resolución de conflicto. Otros optan por la permisividad. Bajo el lema "si no puedes con él", únete a él intentan ser amigos de sus hijos, con el agravante de convertirse en la última generación que temió a sus padres y la primera en temer a sus hijos. Los mencionados estudios de la UNICEF arrojan que en la actualidad los padres y madres se sienten inseguros y desorientados para poner límites y exigencias. Resultado: hijos más solos, menos controlados y más carentes de normas. Es decir, mal educados.


Estos papás que se preocupan incluso con esmero de proveer a sus vástagos de lo materialmente necesario, cumplen sin duda una gran labor. Además, si por esas cosas de la vida, alguno de ellos presenta problemas emocionales o de otra índole, naturalmente le paga el mejor psicólogo o psiquiatra que su bolsillo pueda solventar, siempre y cuando no lo involucre a él en la terapia. El problema aflora, entonces, cuando en este afán por garantizar el futuro descuidan lamentablemente el presente, relegando a segundo plano lo espiritualmente necesario, que exige disponer de tiempo para legar otro tipo de bienes más importantes y perdurables que no se compran en el mercado. Y así vamos poco a poco perdiendo el rumbo y cuando queremos enmendarlo es a veces demasiado tarde, pues estamos ante la presencia de perfectos desconocidos.

¿Cuál es, en consecuencia, la mejor herencia que podríamos dejar a nuestros descendientes? Sin duda podría ser "una buena educación". Pero no entiendo bajo este respecto pagar un colegio caro, que los prepare bien para la PSU y les garantice estudiar una buena profesión con la cual ganar mucho dinero y obtener poder, sino encaminar nuestros esfuerzos a fortalecer la voluntad de nuestros hijos, para que sean capaces de resistir el mal y perseverar en el bien; a formarles una inteligencia lucida, que les permita descubrir el bien y la verdad, y a alimentar un corazón generoso, siempre dispuesto a la entrega gratuita, o sea, al amor. En otras palabras, los padres debemos educar a nuestros hijos para la verdad, el bien y la belleza. Así estaremos logrando que sean más y no sólo tengan más, en otras palabras, dejando una verdadera fortuna: una buena educación, en suma: un buen ejemplo y más aún, un buen recuerdo. Lo demás es añadidura.


domingo, 20 de abril de 2008

Vamos, impáctame




Daniela
Estudiante Periodismo

Tal vez mi necesidad de escribir esta columna haya sido por ver que la televisión chilena chorrea en llamados de atención pública: la señora juanita que no tiene servicio de agua ni luz, el funeral de las niñas asesinadas en el sur y todos los entrevistados llorando, peleas entre visuals y pokemones en Chilevisión… pero en este momento, estoy tirando mi dardo en otra dirección.
En la Universidad Adolfo Ibañez existe un ramo de 1r año para Ingenieros Comerciales llamado “Impacta”. ¿El objetivo? “Realizar un proyecto que cause impacto en el lugar en donde se efectúe, tiene que realizarse durante el verano y tiene que reunir, como mínimo, 2 millones de pesos.” He ahí la razón de su nombre. Por un segundo, piénselo bien. Trabajar para la U. Durante el verano. Ayudando a gente en riesgo social.
Me pregunto.. ¿qué podría hacer uno en sus merecidas vacaciones para intentar ayudar a gente que desconoces?
Existen varias iniciativas voluntarias como un Techo para Chile, Misión País y Jóvenes sin Fronteras que organizan reales expediciones a lugares desolados, con distintos propósitos: construir mediaguas en toda una cuadrilla, hablar y rezar con gente de escasos recursos para darles apoyo y fe.., y universitarios comunes y corrientes que se van a los sectores más extremos del país para ayudar a gente que vive desolada de las manos del gobierno.
Sin embargo, al escuchar hablar de este ramo me llamó la atención. ¿Cuántas universidades harían un ramo obligatorio para ayudar a los demás? Conversando de esto con una estudiante de la Adolfo Ibañez, Macarena Olavarría, descubrí que el “ayudar a los demás y causar impacto” tiene distintos significados. Algunos decidieron hacer un pseudo jardín infantil en San Alfonso del Mar. Para otros, como ella, era auxiliar a gente en riesgo social. Ir a un jardín infantil de Peñalolen que ya no tenía más recursos para todos los niños que estaba recibiendo y estaba colapsando. ¿Su solución? Ampliar a “Emmanuel”.
Suena simple, sencillo y fácil de realizar. Pero, esperen un segundo. ¿Quién auspiciaría algo como esto, si no aparece como titular de prensa en el Cuerpo C de El Mercurio? ¿A qué empresa podría interesarle hacer una donación de $2 millones de pesos (o más) para algo en lo que apenas tendrían crédito? Como es habitual, son comúnmente los pequeños y medianos empresarios los que están más dispuestos a ayudar; han conseguido que 17 empresas les den donaciones para ampliar el lugar para que tenga tres salas más y hacer del patio un verdadero jardín (ya que es sólo tierra).
Podrán preguntarse qué tiene que ver esto con el Arte. Nada. Pero con la cultura, mucho. Con este simple ejemplo, quería rescatar la idea detrás del ramo de esta universidad ubicada en los altos cerros de Peñalolen: pensar, pensar, pensar y pensar aún más en cómo lograr los objetivos que te impones, tratando de no sólo pasar un ramo en la Universidad en el que tienes que dedicar casi todas tus meses veraniegos, si no, en ayudar a gente que realmente lo necesita. ¿Cuántas universidades hacen algo similar? ¿Porqué los chilenos tenemos que ser empujados a ayudar en vez de que sea algo innato?
Muchos tienen un discurso en contra de Trabajos de Verano ya que consideran que es una instancia para conocer otras personas y pasarlo bien. Estoy en desacuerdo con eso en todo sentido, pero cada uno puede tener su opinión. Lo que a mí me sorprende es que no nazca en nuestra cultura el querer, genuinamente, ayudar al otro. Y aún cuando te dan la posibilidad, muchos se escapan con excusas o le ven el lado más cómodo de la situación.
Soy feliz siendo una persona que va a trabajos. Sé que muchos otros como yo también lo son, porque entienden lo gratificante que es mirar en las caras de las personas a las que has ayudado y ver alivio, felicidad. Pero aún así, siento que debería ser más que una iniciativa personal: un ramo en la U, en vez de una clase en el que la mayoría va a “calentar el asiento” y escribir su nombre en la lista. O quizá una iniciativa del Ministerio de Educación, para que no todos vivan en esa burbuja que existe en los colegios de clase media-alta. Es lamentable que para algunos, el ayudar a otros sea porque tienes que aprobar un curso universitario, pero al menos es un incentivo, una chispa, para darle una vuelta y al menos, considerarlo.
¿Lo considerarías tú?


viernes, 11 de abril de 2008

Trabajar la pobreza con calidad


Teresa Matus, Centro de Estudios de Emprendimientos Solidarios
Universidad Católica de Chile, marzo 2007

No sería raro que usted haya escuchado eso de que los pobres, ya que nada tienen, cualquier cosa les sirve de ayuda.
De hecho, superar la pobreza ha sido una meta no sólo de muchos gobiernos, sino de la sociedad en su conjunto. Sin lugar a dudas, en los últimos 20 años esa tarea ha sido parcialmente exitosa si pensamos que la pobreza en Chile se ha reducido de 45 a 18,8%.
También es verdad que, es muy probable que el equipo de Mideplan consiga para noviembre una mejor forma de medirla, poniendo al día una deuda pendiente importante, ya que muchas familias, sobre todo urbanas superan con facilidad los 480 puntos de la CAS, no significando por ello que “están por encima de los niveles de pobreza”. Lo anterior es clave, ya que la ficha CAS, se usa como puerta de entrada de casi todos los beneficios sociales de las políticas públicas.
A esta medición problemática se agrega uno de los mayores desafíos de este tiempo: bajar la pobreza dura, esa cifra persistente que se resiste al descenso desde hace décadas.
Que una familia de La Pintana, de San Gregorio, de Coihueco, de la Araucanía, de Caleta Tumbes, consiga traspasar en forma permanente su precaria situación es una muy difícil y compleja tarea. Para qué decir de la posibilidad que un barrio entero como La Legua, o el Volcán consiga mejores niveles de desarrollo social.
Si a eso se le agrega que allí difícilmente hay expertos, ya que esas comunidades tienen municipios con escasos recursos, organizaciones sociales que funcionan con mucho esfuerzo voluntario pero sin mayor planificación, es como tener pacientes en la UTI y no componer la red de salud para hacer de ese espacio un lugar privilegiado de apoyo.
Por si eso fuese poco, las políticas al ser focalizadas, al ir en pos de los casos más extremos, dejan desamparados a familias y grupos sociales, en cuanto ellas muestran síntomas de un éxito efímero. ¿Sabe usted qué pasará con las 5.000 mejores familias del Chile solidario? ....quedarán por su cuenta, por ser emprendedoras. El apoyo vendrá cuando vuelvan a caer en los brazos ingratos de la extrema pobreza. Diversos estudios han mostrado que del 72% de las familias que por acciones solidarias de organizaciones sociales o políticas públicas logran acceder a un trozo de movilidad social, 58% de ellas en menos de dos años empeoran sus condiciones, retornando en un 35% a niveles aún más críticos que los iniciales. Para ellos, la movilidad social en el Chile de hoy no sólo es difícil sino altamente inestable.
De allí que una cosa aparece con carácter de urgente. Hay que evaluar lo que se está haciendo. Y si bien esa tarea se realiza en programas de gobierno o de algunas organizaciones. ¿qué pasa con los casi 4.000 programas sociales que funcionan en Santiago atendiendo la pobreza y que dependen de diversas organizaciones sociales de la sociedad civil?
Hay algo que no estamos haciendo bien: ¿Sabía usted que un 78% de los reos rematados en Colina dos, tienen en su vida más de 27 años de diversas intervenciones sociales que no dieron resultados? ¿Qué de los 200 barrios propuestos por el Ministerio de vivienda para demoler, por mal pensados y peor ejecutados, 90% de ellos son zonas de pobreza extrema? ¿que del 89% de los ancianos pobres, la “mejor solución” proporcionada y que es accesible sólo al 50% de ellos es un “hogar de ancianos” con veinte camas por pieza y con un día enteramente programado para ellos, o un subsidio que les permite habitar en una casa de 20 metros, donde la mayoría no sale después de las ocho por miedo a sus vecinos? ¿qué dos de cada cuatro niños pobres que son golpeados o abusados por sus familias tendrán como destino deambular ocho años o más por distintos programas de muy diversa índole? ¿qué pueden ir de una situación crítica, a un programa crítico por la noche y en el día a una escuela crítica? .... por cierto, no es lo que deseamos para nuestros hijos.
Por lo tanto, no se trata sólo de allegar recursos, sino de cualificar lo que se realiza en cada uno de estos programas. Para estudiar qué hacen y cómo lo hacen. Para brindar asesoría, para apoyar a las organizaciones sociales a llevar adelante esta compleja tarea es que la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Católica ha creado el Centro de Estudios de emprendimientos solidarios donde participan conjuntamente las Escuelas de Psicología, Trabajo Social y Sociología.
Si queremos combatir la desigualdad desde su raíz la tarea es clara: hay que trabajar la pobreza con calidad.